viernes, 31 de mayo de 2013

Suerte gitanilla mia!

Mañana me voy de boda, pero no una boda cualquiera, no, se casa mi primera sonrisa.


Dentro de un mes hará 11 años que llegué a Madrid, se dice pronto...fue el verano más caluroso que recuerdo, y el autobús que debía llegar a las 10 de la noche, entraba en la estación de Avenida de América a la una de la madrugada. Qué enorme lo veía todo, qué lejano y qué frío. Me subí en un taxi con el miedo de una pueblerina que nunca había pisado sola una gran ciudad y me preparé mentalmente para mi primer trabajo remunerado (es un decir, porque esa beca rancia era más bien una paga de abuela que un sueldo).

No soy de las que llega a la oficina una hora ni cinco minutos antes de la hora establecida porque las sábanas me atrapan con su canto de sirenas, pero aquella mañana entre el calor y los nervios me planté en la oficina (qué bien sonaba aquello) muy prontito, y claro, no había ni un alma...así que me senté formalita y esperé. Intenté analizar mi entorno...y era realmente un sitio hostil aquel...muchos papeles de aspecto desordenado, ni una triste ventana que indicara si era de día o de noche, y un olor a ambientador un tanto confuso.

Empezó a llegar la gente y nadie se acercaba a mí. Se quitaban el abrigo, se sentaban en su mesa y silbaban mientras sonaba la musiquilla de Microsoft al abrirse. Yo pensaba...vale, soy muy chiquitita, estoy blanquita como las paredes, pero coño!! que estoy sentada en mitad de la sala!!

Y de repente entró en la sala un rayito de luz, una brisa cálida, una lagartijilla...entro ella, Laura, una chica tan pequeñita como yo pero de pelo y ojos oscuros como el carbón, que no dejaban indiferente a nadie y con aires de gran bailaora de flamenco (luego descubrí que mi intuición no fallaba). Y sin quitarse siquiera el abrigo me dedicó su mejor sonrisa y me dijo: Hola! soy Laura, qué ojos más bonitos tienes!!! Mi primera sonrisa, mi primer beso, mi primera bienvenida, mi primera amiga y poco a poco...mi hermana, esa es Laura, mi primer cariño en Madrid.

Laura ha significado muchas cosas en mi vida, muchas...el refugio, la familia adoptiva, la navidad acogida, el baile hasta altas horas, las risas ahogadas en la oficina, mi salvadora ante el abuso...no fue todo fácil a pesar de todo, no...porque aunque fue un auténtico flechazo somos muy distintas...ella la actividad (flamenco, padel, voley, aerobic, futbol...), yo la calma; ella muy cercana, yo muy independiente y seca a ratos; ella gitanilla, yo tirando a nórdica...pero imposible cortar amarras. Soltamos cuerda y recogemos según la vida nos lo va pidiendo, pero siempre unidas.

Cuando Laura conoció a Mario me gustó de inmediato, siempre aposté por él por mucho que se metiera conmigo, y cuando borrachos nos sinceramos (única forma viable para ambos), nos descubrimos fans el uno del otro, y es que él ha sabido generar la calma, la seguridad y los planes de futuro en un cuerpecillo inquieto lleno de prisas y horarios que ahora adora llegar a casa y matar las horas simplemente a su lado.

Mañana se casa mi primer sonrisa, qué fuerte, y once años después me deja vivirlo con ella, y no sólo eso, sino que me hace sentir tan esperada como los regalos de Reyes.

Ayer cometí la torpeza de ir a un fisioterapeuta nuevo, una bestia parda que me ha dejado rota, pero aunque tenga que arrastrarme y quedarme pegaita a una pared sin mover un músculo dolorido...nada evitará que esté a tu vera, gitana!!! ole, ole y ole!

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