martes, 18 de septiembre de 2012

Mi pluma revuelta

Estas semanas me habéis pedido que escriba, no uno, ni dos, sino muchos de vosotros, y ya no he ocultado el por qué de la ausencia, no estoy bien y mi pluma está rara. Pero todos habéis respondido lo mismo, que no necesitáis risas y anécdotas, que necesitáis simplemente que vuelva...

Tengo la casa revuelta, los armarios revueltos y sólo hielos en la nevera. Tengo el estómago revuelto, la voz revuelta, y sólo hielo en mis sueños. Tengo el corazón revuelto, las lágrimas revueltas y sólo hielo en mis pasos. Pero sobre todo hoy tengo la pluma revuelta y hielo en mis párrafos.

He vivido suspendida, paralizada, esquiva....desde que te fuiste he descuidado mi vida y las ajenas, tan cerca y tan lejos de todos, amigos, familia, compañeros...volcando pasiones y afectos en recién llegados de los que nunca oíste hablar para que no echen de menos que sea como siempre...persiguiendo relaciones fallidas desde el inicio para no vivir alegrías que no pudiera compartir contigo...

Pero hoy me resulta imposible fingir que vas a volver, hoy ya no puedo huir de la puta realidad, ya no puedo no darme por enterada, te has ido...y los recuerdos vuelven y me golpean...de día y de noche...recuerdo el tacto de tus manos, siempre suaves, siempre arrugaditas, recuerdo tu olor a Loewe cuando viajábamos en coche a cualquier centro comercial, recuerdo tu voz emocionada al saber que ibas a ser abuela y tu voz encendida de rabia cuando la princesa del pueblo cosechaba minutos de gloria, tu mirada ilusionada al afrontar una nueva receta de cualquier postre que no nos convenía, y tu enfado cuando llegaba tarde a casa el mismo día que me levantabas un castigo. Recuerdo cada paseo en la isla encantada y lo torpe que eras comiendo helados aunque los disfrutaras como una niñita pequeña. Recuerdo envidiar cómo os mirabais después de 40 años de amor y tus camisas blancas de hilo, recuerdo el ritmo de tu respiración al acurrucarme junto a tí en la siesta. Recuerdo cada pequeño detalle aunque finja no recordarlos, y estos recuerdos me marean hasta que me caigo al suelo con un golpe seco, muy seco, tan seco como mi garganta que al intentar gritar es incapaz de emitir el S.O.S necesario.

Y mi vida detenida se revuelve de pronto y le encuentro...no estoy preparada para ser feliz sin ti, no lo estoy...dame tiempo...dadme tiempo...