lunes, 5 de diciembre de 2011

Reencuentros y sorpresas

A veces, cuando más lo necesitas, llega algo que parece nuevo, que parece brillante y con gran banda sonora, que parece una sorpresa bien envuelta...pero...que sabe a casa, que sabe a palomitas en el cine, a pipas en el parque, a pasodoble en la plaza del pueblo...y es que hay veces que eso que suena a nuevo es lo que has tenido siempre a mano, y de tan a mano que lo sientes, lo dejas en barbecho...hasta que tropiezas de nuevo y no entiendes por qué lo dejaste tanto tiempo añorándolo de esa forma...

Este finde ha sido un finde de un reencuentro que echaba tanto de menos...un pequeño restaurante llamado Recoveco (nombre perfecto para un reencuentro), una mesa esquinera y 5 amigas con dos invitadas de excepción...las 5 de siempre, las sonrisas y abrazos de siempre y las conversaciones de siempre: crisis y hombres bailan en la mesa un vals al ritmo de nuestras risas. Sólo nos faltan los cosmopolitans para parecer Carry y sus chicas en el bar más chic de NY!!! 

La crisis en nuestras cuentas, hojas excel para controlar el gasto, pactos con el casero para impedir subidas, escándalo porque Zara empieza a parecernos que se sube a la parra, 400€ para pasar el mes y alimentarme, bonus que amenazan lluvia, sueños de prejubilación de una jovencita enganchada a Facebook desde su nuevo iphone (nena, no das el perfil de una prejubileta!!)..., regímenes varios mientras nos ponemos ciegas...

Nuevos nombres de chicos que han llegado a nuestra vida con un bebe bajo el brazo llamado Lucia, noticias de boda inminente (ole ole y ole!!, qué bien me cayó el chico rubita!!), visiones de un destino solitario con el que no estoy nada de acuerdo porque se que alguien le espera a la vuelta de esa esquina que nunca se atreve a superar, y luchas por mantenernos en paz aunque sea en una lejana playa de Alicante con su mejor amiga, su hermana y un botellín de agua del tiempo, lejos de corrientes de aire acondicionado y cuadres contables que suenan al día de la marmota...


Y una sorpresa, mi tocaya, que le cuesta arrancar pero en seguida nos saca tres cabezas, con una vitalidad aplastante que nos deja a todas secas en boxes, con pasiones recientes resueltas con dos orejas para la niña y que se te cuela en el alma en tres o cuatro frases con regustillo argentino que me recuerdan a largas jornadas de confidencias en un diván cualquiera...

Gracias amigas mías, por saber que siempre seguiremos reencontrándonos y abrazandonos entre risas en un restaurante madrileño cualquiera (mientras sea apañado, claro está, que aún queremos estrenar unos zapatitos de vez en cuando...)

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho el post, desde hoy te sigo.

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